Revelan laberinto hacia el «inframundo» en Mitla
Estudios geofísicos indican la posible existencia de un túnel o túneles bajo la iglesia de San Pablo Apóstol.
En 1960, el arqueólogo estadounidense Michael Lind escuchó una historia de parte de su compatriota, el pintor Howard Leigh, según la cual, bajo la iglesia de San Pablo Apóstol, construida a finales del siglo XVI sobre un basamento prehispánico, estaba la entrada al gran laberinto subterráneo de la antigua ciudad de Mitla, en Oaxaca. Una reciente prospección geofísica en la zona arqueológica podría indicar que la leyenda roza la realidad.
Irregularidades o anomalías en el subsuelo que podrían corresponder a túneles en dicho espacio son parte de los resultados obtenidos por el Proyecto Lyobaa, una investigación encabezada por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), con apoyo y colaboración de especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La iniciativa tiene como objetivos caracterizar el subsuelo, determinar situaciones potenciales de riesgo para las estructuras, así como identificar posibles elementos subterráneos, como plataformas, muros, túneles o tumbas en la Zona Arqueológica de Mitla y en terrenos del municipio de San Pablo Villa de Mitla, Oaxaca.
Los responsables del estudio geofísico son los investigadores de la Dirección de Estudios Arqueológicos (DEA) y del Centro INAH Oaxaca, Denisse Argote Espino y Leobardo Pacheco Arias, respectivamente; así como el especialista de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, Andrés Tejero Hernández.
LYOBAA, “CASA DE LOS MUERTOS”
La arqueóloga explica que el proyecto retoma el nombre zapoteco del lugar, Lyobaa, “Casa de los muertos”, mismo significado de su variante nahua: Mitla, y su primera temporada se realizó en 2022, con financiamiento de ARX Project AC. En campo se emplearon tres técnicas geofísicas no invasivas: el radar de penetración terrestre, la tomografía de resistividad eléctrica y la tomografía de interferometría de ruido sísmico ambiental.
Estos métodos se aplicaron en dos áreas del sitio: el Grupo de la Iglesia y el Grupo de las Columnas. La información obtenida fue procesada en laboratorios del Instituto de Geofísica de la UNAM, y los resultados permiten inferir la existencia de estructuras y rasgos que son de interés arqueológico, los cuales no habían sido registrados con anterioridad.
Algunas de esas observaciones corresponden a anomalías de baja velocidad que definen una cavidad o cavidades bien definidas en la parte trasera de la iglesia de San Pablo Apóstol, y otras “conservadoramente resueltas” frente a la parroquia. En este caso, tanto la resistividad eléctrica, como la interferometría sísmica, detectaron zonas huecas por debajo de la sacristía y del atrio, las cuales, probablemente, conectan con la Plaza Norte del Grupo de la Iglesia.
Esto podría corroborar la hipótesis de que en esta zona estaría la entrada del túnel o red de túneles que refería Howard Leigh, retomando a su vez las crónicas del siglo XVII de Francisco de Burgoa: “Para los zapotecos, la ‘Casa de los muertos’ es el gran laberinto subterráneo de Mitla, que ningún arqueólogo hasta la fecha ha podido encontrar. Los habitantes de Mitla creen que la entrada de este laberinto se encuentra escondida debajo del altar mayor del templo católico”.
En ese sentido, “parece muy probable que el más importante templo católico de Mitla se haya edificado arriba del principal lugar de culto de la antigua religión zapoteca. No obstante, se trata de observaciones indirectas, las cuales requerirán la examinación arqueológica para confirmar materialmente su validez y extensión”, anota la experta de la DEA.
Asimismo, detalló que, en su primera temporada de campo, el Proyecto Lyobaa también obtuvo resultados significativos en el Grupo de las Columnas, donde el georradar y la tomografía de resistividad eléctrica mostraron la presencia, entre 1 metro y 1.5 metros de la superficie, de una posible subestructura con escalinatas y de un probable piso en su parte inferior, sobre la porción norte de la plaza.
También, mediante el georradar se detectaron varios muros o estructuras a diversas profundidades, lo que refiere de una ocupación más prolongada del sitio y de que este espacio, una plaza, tuvo una configuración diferente, posiblemente habitáculos, quizá hacia el periodo Clásico Tardío (600 y 900 d.C.).
Mientras, en el Grupo de la Iglesia, ambos instrumentos también detectaron los cimientos de edificios, posiblemente también del Clásico Tardío, así como zonas donde la roca madre aflora o se encuentra cercana a la superficie, como por ejemplo al centro de la Plaza Norte.
Para finalizar, la arqueóloga Denisse Argote sostuvo que otro propósito del Proyecto Lyobaa es detectar la presencia de fracturas en la roca subyacente a los monumentos arqueológicos y/o históricos de Mitla, en virtud de su localización en una zona sísmica; al respecto, el análisis de la respuesta sísmica del suelo mostró que pueden existir sitios con la presencia de suelos blandos, razón por la cual es importante su monitoreo.